Hacer arquitectura es una responsabilidad hacía la comunidad. Al mismo tiempo que el proyecto encuentra respuestas a las necesidades y deseos del cliente, ha de asumir su impacto en el entorno, tanto desde un punto de vista medioambiental como estético y funcional. Nuestra forma de actuar incide principalmente sobre: La CREATIVIDAD: Que sea esta la herramienta que nos ayude a dar respuestas a todas las preguntas que se nos plantean en el momento de proyectar. DISEÑO LÓGICO: Asumir el lugar donde estamos, sus demandas sociales y medioambientales así como las necesidades funcionales del encargo. VALOR AÑADIDO: Todos los proyectos han de tener un valor añadido, no solamente desde ‘un punto de vista económico, también como una aportación a la comunidad. El resultado tiene que ser un proyecto responsable, que asuma el impacto de la obra en el entorno, con una capacidad transformadora y responsable.