Los colegiales británicos de primaria (de 7 a 11 años) deberán demostrar el dominio de las nuevas herramientas de comunicación, como los blogs, los podcasts, Wikipedia o Twitter, según el proyecto de reforma de la enseñanza primaria que ultima el gobierno de Gordon Brown para adecuarla a la era tecnológica. La inmersión de los alumnos en la blogosfera ha sido el aspecto más publicitado del plan, que se aprobará el próximo abril con la pretensión de aunar las temáticas tradicionales del aprendizaje con una mayor comprensión de los productos multimedia, erigidos en el signo de los tiempos.
Tan importante como las dotes de oratoria o la presentación de una buena caligrafía será el saber escribir en un teclado o la familiaridad con los servicios de descarga de audio y vídeo, las redes sociales o las comunidades que, en el caso del citado Twitter, permiten al usuario relatar qué está haciendo en ese preciso instante. El plan, no obstante, acentúa el énfasis en la necesidad de alentar el cálculo mental en detrimento de la calculadora.
El proyecto elaborado por sir Jim Rose (antiguo responsable del organismo que regula los centros de enseñanza, Ofsted) entraña el mayor cambio en el sistema educativo de los últimos tres lustros. El programa de estudios que seguirán los escolares antes de ingresar en la secundaria sintetiza las trece materias que se imparten actualmente en seis grandes áreas de carácter flexible: lengua inglesa, matemáticas, ciencia y tecnología, comprensión humana, social y medioambiental, salud física y bienestar, y arte y diseño. Y tiene como pieza central la mayor libertad que se concede a los centros y al profesorado para definir el contenido de los planes de estudio. Un modelo que acerca bastante al que tiene España en primaria, si se tienen en cuenta las enseñanzas mínimas marcadas por el Gobierno central para las seis materias de la etapa.
Así, en el nuevo currículo británico se exige, por ejemplo, que el alumno pueda situar acontecimientos históricos en orden cronológico y establecer relaciones entre ellos, pero deja al albedrío del maestro la elección de los periodos que serán objeto de estudio. Este punto ha suscitado las críticas de quienes denuncian que, sobre el papel, capítulos tan sensibles al encarar la historia británica como la era victoriana o la II Guerra Mundial podrían quedar excluidos de los programas de primaria. El ministro de Educación, Ed Balls, ha descartado tal hipótesis apelando al sentido común.
"El intento de formular un currículo centralizado con evaluaciones muy rígidas, usadas como mecanismo para controlar los resultados cuantificables del sistema ha sido, básicamente, un fracaso", asegura el experto británico en didáctica de las ciencias, hoy en la Universidad de Stanford (EE UU), Jonathan Osborne. El profesor considera que el nuevo modelo "devolverá a los profesores un grado de profesionalidad y, espero, una confianza que habían perdido en los últimos 10 años en su relación con la sociedad".
El proyecto elaborado por Rose esgrime la necesidad de integrar en el sistema unos avances tecnológicos "inimaginables" cuando se crearon las bases del currículo educativo nacional, hace veinte años. El grueso de los expertos valora que la reforma incluya las "nuevas tendencias" en el ámbito de la comunicación, si bien preocupa en algunos sectores que acaben infravalorándose los pilares de la enseñanza tradicional.
El dirigente del Sindicato Nacional de Profesores John Bangs considera que el nuevo plan "minimiza el papel de los libros y texto escritos a favor de un aprendizaje que se apoya en la web". Los estudiantes aprenderán a crear productos multimedia para compartir información en la Red más allá del recinto de las aulas, aunque los profesores deberán ayudarles a discernir sobre la "fiabilidad" de la información que circula en Internet y disuadirles de limitarse a "copiar y pegar" material en el ordenador a la hora de elaborar sus trabajos. La reforma también quiere atender a los cambios operados en la sociedad, con la potenciación del área relativa a la salud, el desarrollo físico y bienestar. Este segmento incluirá lecciones sobre hábitos saludables de vida, relaciones con los compañeros y la familia, e incluso cómo combatir el acoso escolar.