"Señoras y señores", advierte una voz en off, "el show va a comenzar en dos minutos: apaguen sus teléfonos". Lo normal si no fuera el show de Samsung, el mayor vendedor mundial de smartphones. Para entonces, Samsung había goleado a todos en el oficioso CES queuing championship, el campeonato de colas. El número 1 mundial de teles, el número 1 mundial de smartphones, el número 1 americano de frigoríficos, al parecer , se lo merecía. Luego fue desgranando maravillas como quien tiene un catálogo, sin ningún sentido del espectáculo hollywodiense. Con la cuarta parte de eso, Microsoft te monta un belén con molinos de agua. Pero son surcoreanos, al fin y al cabo.
El show de Samsung ha dejado algunas perlas, como la presentación de la tableta de 7,7 pulgadas y el Smartphone Note, de 5,3. Sí, efectivamente, ya no se sabe que es cada cosa, de tal forma que a la tendencia de los teléfonos como el Note, se les conoce como tabletphone. Vayan asimilando el concepto. Note está preparado para el 4G y con él reaparece el puntero, con 256 sensibilidades para diferenciar los distintos toques en la pantalla. El software reconoce al instante las notas que se escriben manualmente.
Pero el grueso de su exposición se lo llevó el televisor. Desde hace seis años, Samsung es líder indiscutible del mercado mundial. Prácticamente desde la llegada de las pantallas planas. En el rebosante salón del hotel Venetian presentó su línea de modelos de hasta 75 pulgadas, superfinos, por supuesto 3D y por supuesto con Internet; pero como horas después haría Sony o antes lo había hecho LG, el común denominador de todos es la conectividad de todos los aparatos a través de Internet.
Con Internet llega también una nueva lexicografía. No se habla de la calidad del contraste de la imagen o del diseño, ahora lo importante del televisor es el tipo de procesador que lleva dentro, así que adiós a la caja tonta. En el caso de las teles de Samsung el procesador es un dual core de Intel. Otra palabra añeja es el concepto de "canales". Ahora se llaman "contenidos". Estas televisiones conectan a Youtube, Skype, Facebook o Netflix. Más lo que uno incorpore, porque los aparatos están pensados para recibir las fotos familiares enviadas desde el otro extremo del mundo a través de un móvil o de una cámara. Eso es la interconectividad, y este concepto parece tan atractivo o más que el del 3D, no en balde Google y Apple apuestan por sus canales y los productores de contenidos negocian con ellos -como Roxio, los creadores de los pájaros cabreados- para que sus juegos se vean en los televisores Samsung.
El nuevo modelo de televisor ES 8000 también relega al mando a distancia. Ya no habrá tantas disputas familiares, habrá más, porque se cambian las emisiones con la voz, así que ya vemos a la familia a ver quién grita más. Otra de sus habilidades es el reconocimiento del movimiento de las personas, una especie de Kinect, que de momento servirá para hacer ejercicio delante de la tele y que te cuente las calorías quemadas.
El televisor del futuro también se llena de aplicaciones. Veinte millones se han descargado ya, el 60% este año. En apenas un par de años se ha pasado de 500 aplicaciones específicas para televisores a más de las 25.000 de hoy. El televisor es, será, simplemente la pantalla más grande de la casa en donde ver, escuchar, jugar con contenidos antiguamente pensados para otros aparatos. Televisores cada vez "más sencillos, más inteligentes y más entretenidos", como resumió Boon Keun Yoon, presidente de la división de entretenimiento de Samsung.