Voy a contarles una historia; la historia de un grupo de personas que pusieron en marcha un proyecto en los ya lejanos años 50 del pasado siglo. Me gustan las historias. Me gusta lo anecdótico. Me gusta como a partir de una historia todos sacamos nuestras conclusiones.
Joan Rubau fundó una empresa en Girona. En sus inicios la empresa dedicó su actividad a la construcción de infraestructuras (carreteras, polígonos, urbanizaciones, etc.). El único requisito indispensable para formar parte de aquellos proyectos era la ilusión. La ilusión es clave, siempre. Joaquín y Silvia no paran de repetírmelo, les noto entusiasmados.
A partir de 1992, gracias a una nueva estrategia basada en la calidad, el crecimiento, la diversificación de la actividad y la expansión geográfica, la empresa estructura su organización, se consolida como una de las empresas más importantes de Cataluña y amplía su actividad constructora a escala nacional, tanto en la obra pública como en la privada.
En el año 2006 se abrió una nueva etapa en la compañía -la vida es una sucesión continua de etapas-, con la definición de un nuevo plan estratégico, basado en el crecimiento sostenible, la calidad, la rentabilidad y la diversificación de la producción. Así pues, se estructuró el actual Grupo RUBAU, que se apoya fundamentalmente en tres grandes áreas de negocio: la construcción, la inmobiliaria y la concesionaria.
En plena era tecnológica y en estos tiempos que todos consideramos difíciles, Rubau mantiene su identidad propia y la lleva hasta una página web, una página web cargada de esa misma ilusión que les comenté anteriormente. Bravo, bravo y bravo!
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Gerónimo