Muchas personas creen que Internet es un mundo paralelo en el que la ley no hace acto de presencia. Pero esa creencia es errónea y el desconocimiento de muchos hace que no se controlen algunas conductas. Es decir, la ilegalidad en la vida offline, también lo es en la online.
El problema está en que algunas de estas prácticas son rutinarias y se cometen sin problema.
Algunos ejemplos son:
1. Injuria y calumnia. A nadie se le ocurriría descalificar y agredir verbalmente a un famoso por la calle. En cambio por Internet somos más atrevidos y utilizando de escudo la pantalla que nos protege y nos mantiene en el anonimato, proferimos insultos. La probabilidad de que seas sancionado por ello es muy poca pero si dicha persona quiere, puede demandarte. No sería la primera vez que sucede algo así.
2. Descarga de Softwares y videojuegos. Cuando mencionan esto no se refieren a lo primero que pensamos todos: bajar música. Descargar canciones no es delito ya que se considera un bien cultural. Pero eso cambia cuando hablamos de softwares y videojuegos. Las copias privadas no existen y eso es lo que hace que descargarlos sea ilegal. Aún así, se hace sin ningún tipo de escrúpulos escudándonos con dos aspectos: la dificultad de que te "enganchen" y lo normal que resulta esta práctica ya que socialmente está aceptada.
3. Stalkear. Palabra de origen inglés que utilizamos como sinónimo de cotilleo. Evidentemente, por cotillear inocentemente no pasa absolutamente nada. Sin embargo, vigilar constantemente a una persona por internet de manera enfermiza puede ser penado.
4. Enviar e-mails sin copia oculta. Mandar un e-mail con los destinatarios visibles contradice el artículo 10 de la Ley Orgánica de Protección de Datos. De modo que si uno de dichos destinatarios se muestra reacio y molesto por aparecer públicamente en tu correo, puede multarte. Es algo que normalmente no genera problemas pero que puede generarlos sin ningún tipo de problema ya que con la Ley en la mano es algo sancionable.
5. Compartir y retuitear publicaciones delictivas. Es un asunto envuelto en una gran polémica. No está nada claro ya que las opiniones y las interpretaciones son muy dispares. Hay personas que defienden el desconocimiento de quién retuitea pero hay otras que piensan que un juez podría interpretar que el propietario de la cuenta que realiza esa acción debe conocer la ilegalidad de dicho tuit.
